París vivió ayer un día histórico, con la reapertura de la emblemática Notre Dame cinco años después de que fuera consumida por las llamas. Líderes de todo el mundo acudieron al suntuoso acto que tuvo lugar por la tarde en la catedral. El anfitrión, el presidente Emmanuel Macron, destacó que la inédita restauración de la catedral en un lustro demuestra que las grandes naciones pueden «realizar lo imposible». El mandatario galo aprovechó la ocasión para transmitir un mensaje de esperanza a la ciudadanía, mientras su Gobierno sigue pendiente de restauración tras la destitución del primer ministro, Michel Barnier ,el pasado jueves.

La jornada de ayer le sirvió de paréntesis a Macron en la grave crisis que atraviesa en estos momentos, puesto que, además de celebrar la reapertura de Notre Dame, consiguió dar un golpe diplomático:. Antes de que comenzara la ceremonia, mantuvo una reunión trilateral con Donald Trump y Volodomir Zelensky en el Elíseo, para forzar la foto del día: el apretón de manos entre el presidente electo de los Estados Unidos y su homólogo ucraniano.

El encuentro, concretado «a última hora» según fuentes del Elíseo, era importante. Se trata del primer viaje de Trump tras vencer las elecciones el 5 de noviembre y, por tanto, la primera reunión oficial que celebra con Zelensky, con el incierto futuro del apoyo de Washington a Kiev frente a Rusia sobre la mesa.

De hecho, el futuro presidente de EEUU ha afirmado en repetidas ocasiones que tiene la intención de distinguirse de la política de apoyo a Kiev llevada a cabo por Joe Biden. Muy crítico con gastar miles de millones de dólares para apoyar militarmente a Ucrania, Trump llegó a prometer que arreglará la guerra en Ucrania «en 24 horas», sin especificar cómo.

Al término de la reunión, el presidente ucraniano la calificó de «buena y fructífera». «Continuemos con la acción común para la paz y la seguridad», declaró, por su parte, el presidente francés.

LA CATEDRAL, UNA METÁFORA

Todo ello dio lugar a que Macron llegara más tarde de lo previsto a la explanada de la catedral, en la que se habían montado una carpa para permitir el saludo y la foto de los jefes de Estado y de Gobierno. En ausencia del presidente francés, fue precisamente el primer ministro en funciones, Michel Barnier, el encargado de las primeras bienvenidas.

Cuando, pocos minutos después de Macron, llegó Zelenski a la nave restaurada, el presidente ucraniano fue recibido con aplausos por parte de los mandatarios.

El arzobispo de París, Laurent Ulrich, abrió las puertas del templo gótico tras realizar un ritual solemne: acompañado de otros clérigos, hizo una breve procesión con la cruz de madera con la que golpeó las puertas. Desde dentro, los cantores de Notre Dame pronunciaron el salmo 121 de la Biblia -«A las montañas levanto mis ojos; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y la tierra»- cada una de las tres veces que el arzobispo pidió a Notre Dame que abriera sus puertas.

Cuando empujó el doble portón, por debajo de sus arcos pasaron al interior alrededor de 1.500 personas. Entre ellas destacaban, además de los mencionados Trump y Zelenski, los expresidentes franceses Francois Hollande y Nicolas Sarkozy, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, el príncipe Guillermo de Gales e incluso el excéntrico y ultra Elon Musk.

El gran órgano sonó por primera vez desde el incendio y se leyó un mensaje del Papa Francisco: «Notre Dame pronto volverá a ser visitada y admirada por una inmensa multitud de personas de todas las condiciones, orígenes, religiones, lenguas y culturas, muchas de ellas en busca de absolutos y sentido a sus vidas».

Macron, actor principal de la gala de reapertura, expresó a los bomberos que sofocaron las llamas en abril de 2019 y a las personas que trabajaron después en la reconstrucción de la catedral la «gratitud de la nación francesa». «Hemos redescubierto lo que las grandes naciones eran capaces de hacer: lograr lo imposible y, para conseguirlo, exhibir una fraternidad sin precedentes», destacó, para añadir después: «Esta catedral es también la metáfora feliz de lo que debe ser una nación y el mundo».



Product added to wishlist
Product added to compare.

RECITONERS SHOP utiliza las mínimas cookies para la mejor experiencia guardando sus gustos y preferencias. Para más detalles, consulta nuestra Política de Cookies.